Parto y crianza
A veces la hembra de hámster
dorado está bastante nerviosa poco antes del nacimiento de las crías. Mete y saca
materiales del nido, y escarba y rasca, como si quisiera dejarlo todo aún más
confortable para sus pequeños. En este período es muy sensible y a menudo se toma las
molestias de manera trágica. Por más que sientas curiosidad por conocer a la camada, no
mires continuamente dentro del nido. Díselo también al resto de la familia, pues de otro
modo podría ser que no viesen ningún pequeño, si la hembra se los come. Si ahora, poco
antes del parto, la hembra oye otras voces que aquéllas a las que está acostumbrada o
huele olores extraños, no sentirá la seguridad necesaria. El carácter tan diferente que
muestra la hembra le es innato y le sirve para la conservación de la especie. Si hasta
ahora siempre te ha saludado alegremente y le ha gustado que la acariciases, tal vez te
extrañará si ella te resopla. No te lo tomes a mal y retírate, pues ella tan sólo teme
seriamente por sus crías. En su hábitat natural se mudaría a otra madriguera, llevando
a las crías en sus abazones, si se considerase en peligro.
El parto suele tener lugar a últimas horas de la tarde
y no suele tardar más de media hora. Los pequeños nacen con tales
intervalos que la madre puede ocupares de cada uno por separado. La
hembra pare a la cría en posición agachada e inmediatamente rasga
con los dientes la membrana amniótica, que devora. Enseguida libera
al recién nacido, ya que de otro modo éste no tardaría en asfixiarse.
El cordón umbilical se rompe o es cortado con los dientes por la madre,
la cual lame a la cría para secar el líquido amniótico -sobre todo
alrededor de la boquita-, a fin de que no lo trague y se ahogue cuando
respire por primera vez. Los lametones también tienen la finalidad
de estimular la circulación del recién nacido. Apenas ha finalizado
sus cuidado para con la primera cría, viene al mundo la segunda. Finalmente,
la madre se come la placenta. Esto es importante, ya que sus hormonas
ponen en marcha la secreción láctea.
Tras un parto normal todo queda limpio y seco: el
nido, las crías y la madre. Los diminutos y rosaditos hamstercillos
se han asegurado cada uno rápidamente un pezón, chupando con fuerza.
Y la hembra tiene suficientes tetillas, ya que estás dispuestas en
dos hileras de 7 a 11 cada una. Al principio, las crías están tumbadas
de espaldas debajo o junto a la madre, pero eso cambia cuando cumplen
una semana. Entonces, al mamar, se agachan con el vientre pegado al
suelo mientras que la madre se coloca de pie sobre sus cuatro patas
encima de ellas. Si la hembra tiene muy pocas crías, a veces también
se sienta erguida cuando las amamanta.
La madre lame una y otra vez a sus crías, puesto que al
hacerlo estimula su metabolismo, que aún no es autónomo. También lame y se come las
excreciones; así las crías y el nido permanecen limpios.
Cuando las crías emiten sus agudos silbidos, la hembra
reacciona enseguida y sabe interpretar exactamente las diferencias
de tono. Se dice que algunos de los sonidos que emiten las crías se
hallan en la frecuencia ultrasónica, de manera que un humano como
tu tampoco los podría escuchar. Las crías que han quedado colgadas
del pezón cuando la madre ha salido del nido y se han caído fuera
del mismo, emiten unos sonidos de desamparo que hacen que la madre
les devuelva rápidamente. A los 8 días de edad ya encuentran solas
el camino de regreso.
Se puede ayudar a la madre lactante a formar la suficiente
cantidad de leche dándole una alimentación completa y rica en proteínas. Una razón
para el canibalismo es una alimentación pobre en proteínas durante el embarazo y la
lactancia. Sobre todo las hembras jóvenes que quedaron preñadas justo después de haber
alcanzado la madurez sexual, suelen comerse a sus crías. Por un lado todavía no tienen
la suficiente secreción láctea, lo que se debe a su propio desarrollo aún no finalizado
y, por otro, ello se debe asimismo a un déficit proteínico. La hembra, que aún es
demasiado joven, necesita las proteínas para ella misma.
A los 5-7 días, la madre ya les lleva el primer
alimento sólido a nido. Sería imposible alimentar al crecido número
de cachorros, con su rápido desarrollo, sólo de leche. Por suerte
para la madre, la lactancia sólo dura 15-21 días. A menudo vuelve
a estar embarazada, y en tal caso saca a sus crías a mordiscos del
nido a los 21 días. En las variedades cromáticas agresivas deberás
sacar a los jóvenes hámsters de la jaula de cría; en las demás, se
construirá un nido-dormitorio en el otro extremo de la jaula.
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